Banksy Revela Serie de Animales en Londres: Arte Urbano con Comentario Social

Esto es arte que duele en el pecho. No es solo pintura, es un grito silencioso de la naturaleza. Vi el zorro en el mural y me quedé paralizado. No sabía que el arte podía hacer eso: que te hiciera sentir culpable por tomar un café en una taza de plástico.

El rinoceronte encadenado a la farola... eso no es arte, es un testamento. Y el delfín en la red de plástico? Eso es lo que vamos a dejar como legado. No somos dueños del planeta, solo somos invitados molestos.

Banksy no existe es un proyecto de la CIA para controlar a los millennials con arte de izquierda y redes sociales. Todo es CGI y los murales los pinta un equipo de 12 artistas en un studio en Manchester. El anonimato es parte del marketing. La gente se vuelve loca por algo que no existe y luego compra camisetas con el zorro. Yo lo sé porque trabajé en una agencia de branding antes de que me despidieran por decir la verdad.

Lo que importa no es si es real o no. Lo que importa es que te hace pensar. Yo vi el mural del pájaro en el edificio y pensé en mi abuela que decía que los animales saben cuando algo está mal. Tal vez ellos están tratando de avisarnos.

Me encantó el delfín. Pero oye, al menos no es como esos murales de gatos con frases de autoayuda que llenan Santiago. Aquí hay algo que vale la pena ver.

En Chile, en Valparaíso, hay un mural de un lobo mirando el océano con una botella de plástico en la boca. Lo pintaron en 2018. Nadie lo menciona. Pero ahí está. El arte no necesita ser de Banksy para ser poderoso. Solo necesita que alguien lo vea.

Esto es lo que pasa cuando la izquierda se apodera del arte. Todo se convierte en propaganda. El zorro triste? Es un símbolo del neoliberalismo. El delfín? Es la colonización del océano por las corporaciones. Todo es un discurso político disfrazado de emoción. No es arte, es adoctrinamiento con pinceladas. Y la gente lo compra como si fuera un mensaje divino. Qué triste.

La serie 'Animal' representa una ruptura epistemológica en la estética contemporánea. La antropocentrización del entorno urbano, mediada por la iconografía zoocéntrica, genera una desconexión ontológica entre el sujeto y su ecosistema. El arte de Banksy, en este sentido, actúa como un dispositivo de re-territorialización simbólica, forzando una reconfiguración ética del sujeto en relación con la no-humanidad. No es meramente visual. Es un acto filosófico.

Banksy es el único que puede hacer esto y que la gente lo adore. Si yo pintara un delfín en una calle de Santiago, me multan. Pero él lo hace en Londres y lo ponen en el New York Times. #Hipocresía #BanksyEsUnGenio

La exposición fue abierta el 12 de julio y cerró el 2 de agosto. El número de visitantes superó los 120.000. El 78% tenía entre 18 y 34 años. El 63% compartió al menos una imagen en redes sociales. El precio promedio de las camisetas vendidas en la tienda fue de 45 libras. La galería reportó un incremento del 300% en su presupuesto de marketing para el próximo año.

He visto muchas exposiciones de arte urbano. Esta es la primera que me hizo llorar sin saber por qué. No es el color, ni la técnica. Es que siento que me está hablando desde dentro. Como si la ciudad entera estuviera de luto por algo que ya perdimos. No sé si Banksy es un genio. Pero sí sé que lo que hizo aquí es lo más humano que he visto en años.

La intervención artística performática de Banksy en el espacio urbano constituye una reconfiguración del capital simbólico en la esfera pública. El uso de fauna como metáfora de la alienación antropocéntrica opera como un vector de crítica institucional, desestabilizando la narrativa hegemónica del progreso lineal. El arte como herramienta de desobediencia civil.

Saben qué es lo más raro? Que nadie pregunta por qué los animales están en las ciudades. ¿Y si no son metáforas? ¿Y si Banksy no está pintando? ¿Y si los animales están realmente ahí? ¿Y si esto es una señal de que la realidad se está desmoronando y él solo la está documentando? He leído que en 2019 hubo un avistamiento masivo de zorros en Londres que nadie explicó. Coincidencia? No. Es un aviso.

Mira, yo no entiendo nada de arte, pero lo que sí entiendo es que cuando un tipo pinta un rinoceronte encadenado a una farola, no lo hace porque le gusta el color gris. Lo hace porque sabe que el mundo se está muriendo y que nadie hace nada. Y yo, que ando por la calle todos los días, nunca lo vi. Pero él lo vio. Y lo pintó. Y ahora todos lo vemos. Eso no es arte. Eso es un espejo. Y el espejo me asusta. Porque en él veo que yo también soy parte del problema. Y no quiero verlo. Pero lo vi. Y ahora no puedo olvidarlo.

Espero que alguien en Chile haga algo así. No necesitamos más murales de banderas. Necesitamos que alguien nos recuerde que también somos parte de la naturaleza.