
Un golpe que desafió la lógica del tenis
En la noche del 12 de septiembre, la pista central del US Open se transformó en un escenario de puro drama. Carlos Alcaraz se enfrentaba a Novak Djokovic, un rival con más de 20 títulos de Grand Slam. El marcador estaba ajustado, y el viento fresco de Nueva York hacía que cada pelota fuera una amenaza. Fue entonces cuando, tras una serie de devoluciones que mantenían la pelota a la altura de la cintura, Alcaraz se encontró atrapado entre la línea de fondo y la red, sin espacio para una jugada convencional.
Con la cabeza girada, el español adoptó un agarre de cuchilla en su revés y, con un grueso movimiento de muñeca, lanzó una bola que describió una curva inesperada, cruzando la pista como si desafiara la gravedad. El balón rozó la línea de servicio y, antes de que Djokovic pudiera reaccionar, se incrustó en la esquina del cuadro de saque, fuera del alcance del serbio. El público estalló; los comentaristas se quedaron sin palabras y, lo más sorprendente, Djokovic aplaudió de pie, reconociendo la genialidad del golpe.
Lo que convierte a este punto en “imposible” no es solo la técnica, sino el contexto: un joven que apenas cumple 22 años, contra una leyenda de 38 años, en un momento decisivo del partido. La combinación de anticipación, velocidad de pies y creatividad pura dejó una huella que los analistas seguirán desmenuzando durante años.

El impacto de ese momento en la temporada 2025
Ese punto no fue un simple destello; se convirtió en el epítome de la campaña 2025 de Alcaraz. Tras vencer a Djokovic, el español llegó a la final donde se impuso en tres sets, asegurando su segundo título del US Open y alcanzando su sexto Grand Slam. Pero el éxito no se detuvo allí.
- Segundo título consecutivo en Roland Garros, consolidando su dominio en tierra batida.
- Primera victoria en los Masters 1000 de Montecarlo, Roma y Cincinnati, todas en la misma temporada.
- Recuperación del puesto número 1 del ranking mundial, superando a Daniil Medvedev y a Novak Djokovic.
- Reconocimiento como Jugador del Año por la ATP, gracias a su consistencia y capacidad de sorprender.
Los expertos señalan que el “punto imposible” sirvió como catalizador psicológico. No solo demostró que Alcaraz podía ejecutar la jugada más arriesgada bajo presión, sino que también envió un mensaje claro a sus rivales: la creatividad ya no es un accesorio, es parte del arsenal indispensable para ganar en la era moderna.
En la narrativa de la temporada, ese instante quedó inmortalizado en los resúmenes de televisión y en los memes virales que circulan por redes sociales. Jugadores jóvenes citan el golpe como referencia para entrenar su propio juego de anticipación y improvisación.
Mientras la prensa deportiva discute la posible evolución del estilo de juego, los entrenadores ya están adaptando sus programas para incluir ejercicios que favorezcan la flexibilidad de agarres y la capacidad de generar ángulos imposibles dentro de los entrenamientos regulares.
En definitiva, la jugada de Alcaraz contra Djokovic no solo se lleva en la historia del US Open, sino que también ha redefinido los límites de lo que se considera viable en la pista. Cada vez que un tenista se encuentra en una posición adversa, la pregunta que surge es: ¿será capaz de crear su propio punto imposible?
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