
El Barros Luco, más vigente que nunca
En Chile no hace falta excusa para disfrutar un buen Barros Luco, pero cuando llega el 9 de junio la costumbre se convierte en rito nacional. Esta fecha, que homenajea al expresidente Ramón Barros Luco y su histórico apetito por el sándwich de carne y queso fundido, mueve a locales y fanáticos a salir, pedir y compartir la versión que más les gusta. No es solo comida rápida; es historia entre pan y pan.
El Día del Barros Luco dinamizó la movida gastronómica de 2024 con ofertas que no pasaron desapercibidas. Juan Maestro, un clásico de las cadenas locales de sándwiches, apostó fuerte: 10% de descuento en pedidos del Barros Luco hechos por Uber Eats y el doble de rebaja para quienes están suscritos a Uber One. Si el apetito es grande, el combo especial lo amplió todo: Barros Luco, papas fritas, empanadas y bebida a precio de amigo. La jugada buscó instalar el sándwich en más mesas, incluso con opciones económicas justo para quienes quieren compartir o comer algo contundente de camino al trabajo.
Pero ningún homenaje sería completo sin visitar la Confitería Torres, la cuna original del sándwich. Abierta desde el siglo XIX, aquí el Barros Luco se sirve con filete jugoso, queso derretido y marraqueta recién horneada, todo a la vista en sus locales de Alameda, Isidora Goyenechea y La Moneda, donde la tradición pesa. El precio este año rondó los $9.200, pero para muchos la experiencia de probar la receta original lo vale todo: desde políticos hasta oficinistas siguen viniendo por ese sabor inconfundible y un toque de historia viva.
Más allá de la tradición: variedad, sabor y competencia
El 9 de junio la competencia entre locales tampoco descansa. Algunas cadenas, como G&N Brands, se sumaron con nuevas versiones del Barros Luco, pensadas tanto para quienes buscan un almuerzo rápido como para grupos de amigos que quieren compartir. No se revelaron todos los detalles de sus promociones, lo que generó expectación e invitó a los foodies a recorrer y descubrir por sí mismos las sorpresas del día. Al final, la celebración se sintió en cada rincón: desde patios de comida hasta fuentes de soda en barrios patrimoniales.
Nadie olvida el motivo de la fiesta: un sándwich simple, pero que carga identidad y recuerdos. Los locales sacan ventaja con versiones individuales o para compartir, marraqueta blanda u hojaldrada, carne delgada o filete grueso. Hasta los más puristas encuentran su rincón. Lo cierto es que el Día del Barros Luco no solo llena estómagos; conecta a generaciones enteras y demuestra que la gastronomía chilena también se celebra con promociones, creatividad y mucho sabor local.
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