
Qué se sabe del accidente
La autopsia fue tajante: Kevin Rodríguez Zavala, 32 años, murió por traumatismos múltiples y su fallecimiento se clasificó como accidental. Ocurrió tras subir a la montaña rusa Stardust Racers, una de las atracciones estrella del nuevo parque Epic Universe de Universal Orlando. El suceso, que ha sacudido a la industria de parques temáticos, deja preguntas de fondo sobre el funcionamiento del viaje y la cadena de seguridad que falló.
El miércoles, a las 9:20 de la noche, los agentes del Sheriff del condado de Orange respondieron a una emergencia médica dentro del parque. Según el parte inicial, el visitante fue hallado inconsciente y sin respirar en una plataforma paralela a las vías. Cuando llegaron los agentes, personal de Orange County Fire Rescue y del servicio de salud de Universal ya le practicaba maniobras de reanimación. Los servicios de emergencia constataron además una laceración visible.
Rodríguez Zavala fue trasladado al Orlando Regional Medical Center. A las 10:05 p.m. se confirmó su fallecimiento. El jueves, el médico forense del condado de Orange realizó la autopsia y determinó que la causa fue un conjunto de lesiones por impacto contundente, sin signos de intervención criminal. La oficina forense no ha detallado aún el mecanismo exacto que provocó esos golpes.
Universal Orlando comunicó su conmoción y trasladó sus condolencias a la familia del visitante. La compañía mantiene cerrada Stardust Racers y asegura colaborar “plenamente” con las autoridades. Al cierre de esta edición, no hay fecha para su reapertura.
Stardust Racers es una atracción de alta intensidad con doble lanzamiento que alcanza hasta 100 km/h. La propuesta del parque vende la experiencia como una carrera entre trenes, con cambios rápidos de velocidad y fuerzas G que buscan la adrenalina del visitante. Precisamente por su carácter emblemático, su clausura temporal afecta al corazón del nuevo complejo.
Qué se investiga y qué viene ahora
La gran incógnita es cómo se produjeron los traumatismos. El parte forense no entra, por ahora, en si hubo intervención del sistema del paseo, un fallo de sujeción, un impacto con algún elemento del entorno o un evento imprevisto durante el recorrido. El informe del Sheriff describe el estado en el que se encontró a la víctima, pero no atribuye responsabilidades ni ofrece hipótesis técnicas. Todo queda pendiente del análisis de datos y de los peritajes.
Varios testigos hablaron de señales de angustia tras el paso del tren y algunos afirmaron haber visto lo que parecía una pieza metálica colgando cerca del área del asiento. Esas observaciones están bajo revisión. En investigaciones de este tipo, las declaraciones de visitantes se contrastan con vídeo, registros del sistema y pruebas físicas para descartar percepciones erróneas o coincidencias que no estén relacionadas con el incidente.
Dennis Speigel, consultor veterano del sector y fundador de International Theme Park Services, calificó de “bastante impactante” el resultado de la autopsia y apuntó que abre más interrogantes que respuestas. El comentario refleja el sentir de una industria que suele apoyarse en capas redundantes de seguridad —desde el diseño y la ingeniería hasta el mantenimiento diario y la operación— para evitar desenlaces como este.
¿Qué pasos se dan ahora? Primero, preservar la escena y asegurar que la atracción se quede como estaba en el momento del suceso. Después, recopilar registros: bitácoras de mantenimiento, informes de inspección, historial de incidencias, protocolos de operación del día, listas de personal, y, si los hay, datos de sensores y del sistema de control del viaje (velocidad, frenos, fuerza de lanzamiento, estado de arneses). También se revisan cámaras de seguridad y se toma declaración a operadores y técnicos.
En Florida, los grandes complejos como Universal Orlando cuentan con equipos propios de inspección y mantenimiento. Aunque el estado regula el sector, los parques con más de mil empleados tienen un régimen particular de autorregulación y reportes, y trabajan con auditorías internas y externas. Tras el accidente del “FreeFall” en 2022 en otra instalación de Orlando, el debate sobre estándares y verificación independiente se intensificó y derivó en nuevos requisitos para determinadas atracciones. Ese contexto volverá ahora a primer plano.
Un foco clave estará en los sistemas de sujeción. En atracciones de alta velocidad se utilizan arneses de hombros, barras de regazo de enclavamiento múltiple o combinaciones con cinturones de seguridad. Los investigadores suelen comprobar si el arnés estaba correctamente cerrado, si el sensor lo registró como bloqueado, y si hubo alguna desincronización entre lectura y realidad. También se inspeccionan posibles interferencias: objetos sueltos, piezas que se aflojan por vibración o cualquier elemento que pudiera entrar en contacto con el pasajero a gran velocidad.
La dinámica de un doble lanzamiento añade otra capa. Los sistemas de propulsión —normalmente motores de inducción lineal o magnéticos— requieren una coordinación precisa entre aceleración, frenos y bloqueo de vías. Un fallo de sincronización o una pieza mal fijada puede generar situaciones de riesgo. Dicho esto, estos sistemas están diseñados con redundancias y con paradas de emergencia para que, ante cualquier anomalía, el tren se detenga en zonas seguras.
Mientras tanto, la atracción seguirá cerrada. Esto impacta en la operativa diaria: redistribución de visitantes, aumento de tiempos de espera en otras colas y ajustes en la programación del parque. Universal suele ofrecer alternativas y apoyo al visitante en situaciones de cierre inesperado, pero la prioridad es preservar pruebas y no tocar nada que pueda alterar la investigación.
La comunidad de entusiastas de parques temáticos sigue el caso con atención. El sector presume de cifras de seguridad muy altas: la asociación internacional de parques (IAAPA) ha reportado históricamente menos de una lesión grave por cada millón de viajes en atracciones fijas en Estados Unidos. Por eso, cuando se produce una muerte, el estándar es detener, auditar y, si hace falta, rediseñar o sustituir componentes antes de volver a abrir.
En paralelo, hay una dimensión humana imposible de obviar. Los equipos de operaciones que atendieron la emergencia —desde los operadores hasta los sanitarios del parque y los bomberos— afrontan protocolos de apoyo y descompresión. La empresa, por su parte, habilita canales de contacto con la familia y coordina con las autoridades para el flujo de información. Este tipo de procesos, aunque discretos, forman parte del manual interno de cualquier gran parque.
El accidente también pone bajo la lupa la comunicación pública. Universal ha optado por un mensaje breve: tristeza por lo ocurrido, apoyo a la familia y cooperación total. Esa sobriedad no es casual; cualquier afirmación técnica prematura puede comprometer una investigación y, llegado el caso, un proceso legal. Lo esperable es que, cuando haya hallazgos firmes, el parque ofrezca una actualización oficial con cambios concretos, si los hay, en procedimientos o equipamiento.
De cara a los visitantes que ya tienen viaje reservado, lo más prudente es consultar la app del parque o los paneles informativos el mismo día de la visita. Las grandes instalaciones tienen margen para reordenar la oferta, pero cuando falta una atracción icónica el flujo del público cambia y conviene planificar al momento. En todo caso, el resto de áreas de Epic Universe sigue abierto y operando.
Por ahora, hay certezas y dudas. La certeza: un hombre ha perdido la vida tras subirse a una atracción de alta velocidad, y el forense habla de traumatismos múltiples y causa accidental. Las dudas: el cómo exacto, el porqué y si hubo una cadena de fallos. Las respuestas saldrán de una combinación de ingeniería, datos y testimonios. Hasta entonces, la industria observa y toma nota.
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