
En la mañana del 22 de septiembre de 2025, la red metroviaria de Santiago se vio paralizada por problemas técnicos que afectaron a dos de sus líneas más transitadas. En la Metro Santiago, la línea 1, que conecta el extremo occidental con el sector sur‑este de la ciudad, operó apenas en dos bloques aislados: San Pablo – Estación Central y Universidad de Chile – Los Domínicos. Cuatro estaciones ubicadas en el corazón del distrito financiero y gubernamental —Universidad Latinoamericana, República, Los Héroes y La Moneda— permanecieron cerradas durante toda la jornada.
Impacto del corte en la línea 1
La interrupción provocó un derrame masivo de pasajeros hacia otras líneas y modos de transporte. Según datos preliminares de la autoridad, más de 120.000 usuarios se vieron obligados a buscar rutas alternativas, incrementando la congestión en los buses urbanos y generando largas filas en los puntos de intercambio. La pérdida de la conexión directa entre el centro y zonas como La Florida o San Joaquín también retrasó a trabajadores, estudiantes y visitantes que dependían del metro para llegar a sus empleos o a la Universidad de Chile.
Los usuarios que intentaron acceder a las estaciones cerradas fueron recibidos por personal de campo que les explicó la situación y les ofreció alternativas inmediatas, como el traslado a estaciones operativas cercanas o el uso de servicios de autobús de reemplazo que, sin embargo, no pudieron absorber toda la demanda.

Respuesta de la autoridad y desafíos estructurales
Frente al escenario, Metro de Santiago activó un plan de comunicación integral. Los canales empleados fueron:
- Sistemas de megafonía en estaciones y vagones.
- Pantallas digitales en accesos y plataformas.
- Redes sociales oficiales (Twitter, Facebook, Instagram).
- Actualizaciones en la página web y la app móvil.
- Centro de llamadas con información en tiempo real.
- Personal de apoyo en los andenes para orientar a los viajeros.
En la línea 2, la falla no requirió cierres de estaciones, pero sí produjo una reducción significativa de la frecuencia de trenes, generando esperas de hasta diez minutos entre vagones. La combinación de ambos incidentes provocó que el tiempo promedio de viaje aumentara en un 35 % respecto a la rutina habitual.
Las causas técnicas aún están bajo investigación, aunque los expertos de la empresa citan posibles problemas en los sistemas de señalización y en el suministro eléctrico de los tramos afectados. Este episodio reabre el debate sobre la necesidad de modernizar la infraestructura del metro, fundada en gran medida en la década de los 70 y 80, y de invertir en sistemas de respaldo que garanticen la continuidad del servicio ante fallas inesperadas.
Hasta el momento, la autoridad ha indicado que los trabajos de inspección y reparación ya están en marcha y que se espera la reapertura parcial de las estaciones cerradas dentro de los próximos dos días, mientras se evalúan medidas preventivas a largo plazo.
Escribir un comentario