
Camino a la semifinal
El conjunto chileno, dirigido por Gustavo Álvarez, se ganó un puesto entre los cuatro mejores de la Copa Sudamericana al superar a Alianza Lima 2-1 en Coquimbo. El resultado, sumado al empate sin goles en la ida, dejó el marcador global a favor de los azul y blancos y les dio la plaza en semifinales.
En esa visita, la Universidad de Chile mostró un juego equilibrado, combinando presión alta con transiciones rápidas. Los goles fueron obra de dos jugadores que llevaron la carga ofensiva, mientras la defensa se mantuvo sólida bajo la marca del equipo peruano.

El duelo contra Lanús
El próximo rival será Lanús, club de la Argentina que selló su pase tras eliminar a Fluminense en una serie tensa que terminó en penales. En la ida del choque, los argentinos ganaron por la mínima en la provincia de Buenos Aires, mientras que en Río de Janeiro los brasileños igualaron, obligando a la definición desde el punto de penal.
Los partidos se jugarán en dos fechas clave: la primera leg será durante la semana del 22 de octubre, probablemente en Santiago, aunque el estadio definitivo aún no se ha definido. La Universidad de Chile podría usar el Estadio Nacional, pero la sanción vigente prohibirá la presencia de espectadores en las gradas.
El regreso está programado para la semana del 29 de octubre, con posibilidades de realizarse en el Estadio Ciudad de Lanús Néstor Díaz Pérez. Para los celestes, el reto no es solo deportivo sino también logístico, pues deberán afrontar la presión de una afición argentina todavía sensible tras los incidentes ocurridos en Avellaneda contra Independiente en octavos de final.
Mientras tanto, la otra semifinal enfrentará a Atlético Mineiro y a Independiente del Valle, dos equipos que también buscan su segundo título continental.
Universidad de Chile sueña con repetir la gloria de 2011, año en que se alzó con la Copa Sudamericana. Lanús, bajo la dirección de Mauricio Pellegrino, apunta a replicar su conquista de 2013. El choque entre ambos promete ser un duelo táctico, con Álvarez apostando a la posesión y el contragolpe, y Pellegrino confiando en la solidez defensiva y la velocidad de sus extremos.
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