Calambres
Cuando hablamos de calambres, contracciones musculares dolorosas e involuntarias que aparecen durante o después de la actividad física, también llamados espasmos musculares, el cuerpo suele estar enviando señales relacionadas con dolor muscular, sensación de rigidez o molestia tras el esfuerzo, una hidratación inadecuada y el desequilibrio de electrolitos, minerales como sodio, potasio o magnesio que regulan la actividad eléctrica del músculo. Estos tres componentes forman la base de cualquier explicación sobre los calambres. calambres son, por tanto, más que una molestia puntual; son el síntoma visible de procesos internos que podemos influir.
¿Por qué aparecen los calambres?
Los calambres se desencadenan cuando la señal eléctrica del músculo pierde equilibrio, algo que el cuerpo gestiona mediante electrolitos. Si la concentración de potasio o magnesio baja, el nervio envía impulsos descoordinados y el músculo se contrae sin que quieras. La deshidratación empeora este escenario porque reduce el volumen sanguíneo y dificulta la distribución de minerales. Además, la fatiga acumulada durante entrenamientos intensos agota las reservas de glucógeno, lo que también favorece la aparición de contracciones involuntarias. En resumen, calambres aparecen cuando deshidratación + déficit de electrolitos + fatiga muscular = contracción involuntaria.
Esta relación directa muestra que, para combatirlos, no basta solo con descansar; hay que atender a la nutrición y al balance hídrico.
La prevención, conjunto de prácticas que reducen la probabilidad de sufrir calambres se basa en tres pilares claros: reposición de líquidos, aporte de minerales y técnicas de estiramiento. Beber agua a lo largo del día, y no solo durante el ejercicio, mantiene la hidratación en niveles óptimos. Consumir alimentos ricos en potasio (plátanos, papas) o magnesio (nueces, legumbres) garantiza que los electrolitos estén disponibles para la señal eléctrica muscular. Por último, dedicar unos minutos a estirar los grupos musculares principales antes y después de la actividad física ayuda a regular la longitud de las fibras y a evitar la sobrecarga. Algunos atletas también incorporan sesiones de fisioterapia, intervenciones manuales y ejercicios específicos que mejoran la función muscular, lo que reduce la incidencia de los espasmos.
En la colección que sigue encontrarás artículos que profundizan en cada uno de estos aspectos: desde estudios sobre la influencia de los minerales en la contracción muscular, pasando por guías de hidratación para diferentes tipos de deporte, hasta rutinas de estiramiento recomendadas por fisioterapeutas. Cada pieza aporta datos concretos y consejos prácticos para que puedas identificar la causa de tus calambres y aplicar la mejor solución. Sigue leyendo y descubre cómo transformar una molestia inesperada en una señal que te ayude a optimizar tu rendimiento y bienestar.
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