Acoso sexual: definición, señales y recursos para actuar

El acoso sexual sigue siendo un problema que afecta a muchas personas en distintos ámbitos: trabajo, escuela, calle o internet. No se trata solo de comentarios incómodos, sino de conductas que amenazan la dignidad y la seguridad de quien las sufre. Conocer qué es, reconocer sus señales y saber a dónde acudir son pasos clave para detenerlo.

Señales de acoso sexual

El acoso puede manifestarse de formas que a veces pasamos por alto. Entre las más habituales están los comentarios de carácter sexual no solicitados, bromas que ponen en ridículo, miradas insistentes o gestos que hacen sentir incómodo a otro. En el entorno laboral, recibir propuestas de intercambio de favores por beneficios profesionales o quejas repetidas sobre la conducta de un compañero también son señales claras. En la red, los mensajes persistentes, imágenes no deseadas o amenazas de difundir contenido íntimo son tipos de acoso digital.

Es importante notar que el acoso sexual no siempre implica contacto físico. Lo que importa es el impacto en la víctima: si la conducta genera miedo, vergüenza o afecta su desempeño, ya se trata de acoso. Cada persona tiene límites diferentes, por eso la percepción del comportamiento es fundamental.

Cómo denunciar y recibir apoyo

Si identificas una situación de acoso, el primer paso es romper el silencio. Hablar con alguien de confianza –un amigo, familiar o colega– ayuda a validar lo que sientes y a planificar los siguientes pasos. En el trabajo, la mayoría de las empresas dispone de canales de denuncias internas, como recursos humanos o comités de igualdad. En caso de que la empresa no actúe, puedes acudir a la Oficina del Ministerio del Trabajo o a la Fiscalía.

Para casos fuera del ámbito laboral, la denuncia puede hacerse en la Policía de Investigaciones (PDI) o en la Fiscalía de tu zona. Lleva todo el posible material de evidencia: mensajes, correos, fotos o testigos. Además, existen líneas de ayuda y organizaciones no gubernamentales que ofrecen acompañamiento psicológico y jurídico gratuito.

Recibir apoyo psicológico es vital. El trauma del acoso puede generar ansiedad, depresión o inseguridad. Busca atención en centros de salud mental, hospitales o a través de servicios gratuitos que ofrecen ONGs. No tienes que enfrentar esto solo; la ayuda está disponible.

Prevenir es tan importante como reaccionar. Educar a tu entorno sobre el respeto, establecer políticas claras en instituciones y crear espacios seguros disminuye la probabilidad de que el acoso ocurra. Si eres testigo de una situación, intervenir de manera segura o reportarla también marca la diferencia.

En resumen, el acoso sexual es una violación de derechos que se puede reconocer por sus conductas y se puede combatir con información, denuncia y apoyo. No esperes; si estás pasando por esto, actúa ahora y busca los recursos que tienes a tu disposición. Tu seguridad y bienestar valen mucho más que el silencio.

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